Monday, 9 March 2009
Aspirante a la presidencia boliviana calumnia a su país en España...
Rebelión
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=81758&titular=aspirante-a-la-presidencia-boliviana-calumnia-a-su-pa%EDs-en-espa%F1a...-
Don Carlos Mesa Gisbert, ex vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, ex presidente de Bolivia (al inicio del ocaso neoliberal) y uno de los más prominentes oradores de América Latina, escribió en el diario El País de España, el 26/02/09, una columna titulada “Bolivia, el ‘sí’ a la Constitución y sus equívocos” (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Bolivia/Constitucion/equivocos/elpepiopi/20090226elpepiopi_5/Tes), que por justicia merece ser comentada.
Don Carlos Mesa, se encuentra en plena campaña política para las elecciones presidenciales del próximo mes de diciembre en Bolivia. En esta contienda, al ver a Don Evo Morales, su principal opositor, demasiado fuerte, recurre al sofisma para desacreditarlo ante la comunidad europea. Pero en este cometido, D. Carlos, termina lanzando una serie de calumnias en contra del pueblo boliviano.
El ex presidente dice refiriéndose a los indígenas de Bolivia: “(…) éstos tienen desde hace medio siglo derecho al voto, ciudadanía plena y propiedad directa sobre la tierra merced a una profunda reforma agraria (1953), y desde hace casi 20 años municipios indígenas autónomos (…)”. Si los indígenas de Bolivia gozaban y gozan de la cualidad de ciudadanía plena, ¿por qué estaban y están ausentes en la gestión de las instituciones públicas? ¿Por qué se los mantuvo en la oscuridad del analfabetismo y bajo la tiranía hambre? ¿Por qué Bolivia emprendió el escabroso camino de la Constituyente ? ¿Qué Ley boliviana contempla municipios indígenas autónomos?
El rito quinquenal del voto universal no significa ciudadanía plena para nadie. Mucho menos cuando los electores carecen de información. La reforma agraria de 1953 sólo se aplicó en los andes y valles de Bolivia. En el Oriente del país (que geográficamente representa las dos terceras partes de Bolivia) el latifundio y la esclavitud permanecieron incólumes. ¿Acaso el acceso a la tierra sin tecnología, ni educación, ni mercados es garantía de una ciudadanía plena? ¿Acaso estas y otras deudas históricas no están contenidas en la obra “Historia de Bolivia” de D. Carlos Mesa?
Intentando atizar el enfado de cuantos aún no conocen el texto constitucional de Bolivia, D. Carlos dice: “( La Constitución Política ) reconoce 36 lenguas oficiales (tres de ellas ya extinguidas) y asume un número equivalente de naciones entre las que no están los cinco millones y medio de no indígenas”. El Art. 3° de la Constitución Política dice: “ La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, ( …)”. ¿Dónde está la exclusión de los no indígenas? El reconocimiento de los idiomas originarios, en el mismo rango del castellano, es una cuestión de justicia histórica con los excluidos. D. Carlos, como investigador, sabe que en Bolivia, lo mestizo e indígena no son excluyentes. Muchos se autodefinen como indígenas y mestizos al mismo tiempo. Es decir, gestionan múltiples identidades.
Con una total falta a la verdad dice que la población indígena bordea el 45% de la población boliviana. Es decir, una minoría nacional. ¡Cuántas veces él mismo ha difundido los datos oficiales del Censo Nacional del 2001, en el que 62% de los bolivianos/as se autodefinían como indígenas. Ahora, luego de la irrupción de los pueblos indígenas, este porcentaje debe estar por encima del 70%. ¿Con qué intención intenta presentar a las grandes mayorías como minorías?
Afirma que el pluralismo jurídico no es benigno para Bolivia, tampoco la retroactividad de la ley en temas de corrupción. ¿No fue su discurso contra la corrupción que le mantuvo en el poder cuando accidentalmente ejerció la Presidencia del país?
Reitera que la nueva Constitución no tiene novedades en cuestión de derechos fundamentales, sino sólo profundización en los mismos. ¿Será que el ex presidente no ha leído la Constitución antes de emitir su voto en el referéndum del pasado 25 de enero? La Constitución boliviana, no sólo incorpora derechos fundamentales de la tercera generación, sino, de manera inédita, constitucionaliza derechos colectivos en el mismo rango que los individuales.
Con premeditación y alevosía dice: “El Estado tiene el control completo de la economía, incluso sobre la totalidad de las utilidades de las empresas privadas”. ¡Esto espanta a la reticente inversión extranjera!. El Art. 308° dice: “ El Estado reconoce, respeta y protege la iniciativa privada, para que contribuya al desarrollo económico, ( …)”. El mismo Art. en su II parágrafo dispone “ Se garantiza la libertad de empresa y el pleno ejercicio de las actividades empresariales, que serán reguladas por la ley ”. ¿Por qué D. Carlos sostiene que se estatiza incluso la totalidad de las utilidades de las empresas privadas?
Al mejor estilo de los sofistas mediáticos, D. Carlos dice que en Bolivia no pueden convivir campesinos con citadinos, Oriente con Occidente, indígenas con mestizos. Mayor simpleza analítica no puede existir. Esta supuesta confrontación mediática y maniquea no coincide con la realidad boliviana heterogénea. De lo contrario, hace rato el país estaría ardiendo en una guerra civil. Existe confrontación en Bolivia, pero es de los ricos en contra de los empobrecidos, porque éstos democráticamente se han rebelado en contra de aquellos y los han expulsado de algunos espacios del poder político. ¿Dónde quedó la honestidad intelectual y la deontología comunicativa que tantas veces nos predicó desde su canal de TV y sus columnas periodísticas? ¿Por qué intenta mentir a la comunidad internacional sobre la realidad de un país al cual Ud. aspira gobernar?
Thursday, 12 February 2009
¿Quién sostendrá a la nueva constitución en Bolivia?
La Epoca
El nuevo triunfo de Evo Morales en el referendo constitucional ratifica, por tercera vez consecutiva, su extraordinario liderazgo en la sociedad boliviana y el apoyo de un gran sector de ésta, superior al 60 %, a la nueva constitución política del estado. En relación a lo primero hay que recordar, más allá de las (previsibles) quejas y mezquindades de sus críticos, que para un país que ha ungido como presidentes a personajes que obtuvieron 34 % de los votos (Sánchez de Lozada en 1993), o 23 % (Banzer, en 1997 o Sánchez de Lozada, otra vez, en 2002) la formidable (y continua) gravitación electoral de Evo constituye un acontecimiento extraordinario, un parteaguas que lo identifica como el primer presidente genuinamente legítimo de la historia boliviana al paso que convierte a cualquiera de los demás en verdaderos pigmeos políticos.
Claro está que dejando de lado el necesario debate sobre el nuevo texto constitucional, y las numerosas leyes que deberán dictarse para hacer realidad sus prescripciones, uno de los problemas más urgentes y graves que se le presentarán al Palacio Quemado tiene que ver con esta pregunta: ¿cuál será el sujeto social que sostenga la vigencia de la nueva constitución? Es preciso aventar los fantasmas del fetichismo constitucionalista, según el cual una vez aprobada una nueva pieza legal ésta adquiere vida propia y se sostiene por sí misma gracias al embrujo que ejerce sobre amigos y adversarios, o a la irresistible disuasión que emana de la presunta majestuosidad de la ley. A propósito de la llamada Constitución de Cádiz de 1812, que instituía significativos avances en la España de la época, Hegel advirtió sobre la inevitable precariedad de un nuevo ordenamiento constitucional que no repose sobre sólidos fundamentos sociales. Tal como lo afirmara en su Filosofía del Derecho, bajo tales condiciones su revocación no demorará ni un minuto más de lo que necesiten las viejas coaliciones conservadoras para reponerse, rearmar su estrategia, diseñar su táctica y salir al campo de batalla, cosa que efectivamente ocurrió a los pocos días de producida la restauración de Fernando VII en el trono de España. En línea con estas observaciones Marx concibió al derecho, y toda la superestructura jurídica, como una expresión de la correlación de fuerzas entre alianzas de clases antagónicas. Correlación que se constituye en varios niveles: electoral, social, político, militar, y donde el primero está lejos de ser el único o el más importante. Por lo tanto, lo que sostiene a la ley no es su racionalidad, su prudencia, su sensatez o su justicia sino el sujeto social (múltiple, plural, pero unificado organizacionalmente) que la hace suya y está dispuesto a defenderla aún a costa de su vida.
¿Podrá Bolivia ser la excepción a esta regla? De ninguna manera. Por eso, aparte de celebrar los avances que la nueva constitución instituye para el pueblo boliviano se impone la necesidad de acelerar la construcción del sujeto social que deberá otorgarle el anclaje social imprescindible para evitar que dicho corpus legal se convierta en una letra muerta. No será con la poética romántica de la multitud como se evitará que la reacción fascista termine por anular la vigencia práctica de la nueva constitución. Esa gente no se postra humildemente ante la ley, y no se arredra ante otra cosa que no sea la fuerza. Por eso, lo que se requiere para sortear este peligro es un paciente trabajo de concientización, movilización y organización del campo popular. En este terreno no hay nada nuevo bajo el sol, y el viejo dictum leninista que decía que la única arma que tiene el pueblo es la organización adquiere, en el escenario boliviano, una renovada actualidad. Desechar esa enseñanza del revolucionario ruso es el camino más seguro para sufrir una catastrófica derrota. La organización del campo popular será lo que permitirá que la nueva constitución se convierta en lo que Gramsci llamaba “un libro viviente” y una plataforma indispensable desde la cual proseguir la siempre inconclusa marcha en pos del socialismo.
La misma noche en que se conocían los primero resultados del referendo algunos de los líderes sediciosos de la Media Luna, especialmente Branco Marinkovic, ya hablaba de fraude, y pretendía vanamente erosionar la legitimidad del triunfo de Evo. Antes había dicho que el referendo sería una farsa; luego de verificada la victoria del proyecto oficial sacó de la galera la peregrina idea de que a menos que la nueva constitución fuese aprobada mayoritariamente en cada uno de los departamentos de Bolivia carecería de toda validez y legitimidad. La lógica política subyacente a este reclamo es muy clara, y para nada inocente: se trata nada menos que de preparar el clima ideológico para justificar, según se desenvuelva el conflicto entre Evo y los jefes de la sedición, la partición de Bolivia. Una mitad, la oriental, que rechaza la constitución y la otra, el altiplano, que sí la acepta. No hay que olvidar que la secesión ha sido el recurso prioritario del imperio en los últimos tiempos, y que el expulsado embajador Philip Goldberg es un especialista en esta clase de tramoyas: las ejercitó intensivamente en los Balcanes y, según algunos observadores, su influencia fue decisiva en viabilizar la secesión de Kosovo. No es casual que ante la progresiva consolidación de gobiernos antagónicos al imperio en Venezuela, Bolivia y Ecuador Washington trabaje pacientemente en cultivar los regionalismos y los autonomismos de todo tipo: el Zulia, en Venezuela; la “república del Guayas”, para oponerse a Correa en el Ecuador; y la Media Luna oriental en Bolivia. El principio en todos los casos es el mismo: si no se puede tumbar al gobierno contestatario hay que fomentar la desmembración territorial mediante una persistente campaña de agitación y propaganda que exalte los sentimientos autonómicos de las regiones y estimule la rebeldía en contra del poder central y su “ilegítima” constitución.
Derrotada en un campo de batalla: el referendo constitucional, la derecha elegirá un nuevo “teatro de operaciones” para, desde un terreno presuntamente más favorable, intentar quebrar la mano de Evo. Ya intentó un golpe de estado el pasado invierno y fracasó, motivando su repliegue táctico, su cambio de discurso (ahora más “razonable y dialoguista”) y su momentánea adopción de la piel de cordero para ocultar su determinación golpista. Pero no hay que hacerse ilusión alguna: no se convertirán en demócratas de la noche a la mañana, ni purgarán su escandaloso racismo y jamás adherirán a nada que se asemeje al socialismo. Aunque Evo obtenga el 95 % de los votos nunca cesarán de acusar al gobierno de ilegítimo y tramposo. Es de crucial importancia que nadie en La Paz tome en serio sus cantos de sirena. Son enemigos irreconciliables, y la masacre perpetrada en Pando no fue un rayo en un día sereno sino una advertencia de lo que puede llegar a ocurrir una vez que los sediciosos se convenzan de la inutilidad de seguir transitando por los caminos de la legalidad y la democracia. Si ahora lo hacen es por un oportunismo táctico, obligado por la derrota de su tentativa golpista. Ante este cuadro lo único que salvará a la nueva constitución y al gobierno popular será la eficacia organizativa y la voluntad de lucha que exhiban las clases y capas populares, y las etnias oprimidas, de Bolivia.
www.atilioboron.com
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http://www.la-epoca.com/modules.php?name=News&file=article&sid=664
Monday, 2 February 2009
Breaking news: Official results show clear support for the new Bolivian constitution
The national electoral court has just announced the official results of the constitutional referendum that was approved by 61.43 per cent against a NO vote of 38.57 per cent. This much was known as early as the day of the referendum on Sunday 25th January.
However, what was not entirely clear was the result of Chuquisaca. In this department, notable for the violent racism of the opposition to the process of change, the Si vote won by 51.54 per cent against 48.46 per cent. We will see if this is enough to keep the prefect of Chuquisaca quiet about civil disobedience and resistance to the implementation of the new constitution, calls she made on the very day of the referendum.
Thus, contrary to reports being spread by private TV channels on the day of the referendum, the YES option to the constitution has won in five out of the nine departments in the country.
Will this be enough for leaders of the opposition? No. Will they accept the democratic will of the people? Not a chance. Since the very day of the referendum, both the prefect of Santa Cruz Ruben Costas, and the president of the civic committee Branko Marinkovic have been calling for the government’s ‘respect’ of the minority’s ‘vision’ of the country.
Ignoring completely the constitutional text approved by the majority of Bolivians, they have advocated the creation of a confederate state that permits the four departments in which the No vote has won, to pursue their own interests. Showing audacity beyond limit, the example they propose is that reflected in the relationship between China and Hong Kong; priceless.
Sunday, 25 January 2009
Revolution in democracy: Bolivia says yes to new constitution
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The approval through referendum of Bolivia’s new constitutional text marks a new era in Latin American politics and in Bolivia’s history towards a more just future. However, the battle for people’s control of their destiny is not over yet.
Kepa Artaraz
Today, 25th January 2009, the people of Bolivia went to the polls for the third time in three years. The first delivered a historic victory for Evo Morales – the first president of indigenous origin heading the Movement towards Socialism (MAS) – in December 2005. This demand of the Bolivian people for change was followed by the only and most consistent show of support for a president in the republican history of the country when he received a 67 per cent endorsement in a recall referendum celebrated in August 2008. Today’s vote was to approve or reject a new constitutional text that has been heralded as the basis on which to re-found Bolivia and ‘decolonise’ a country victim of five centuries of oppression.
As expected, at the time of writing, exit polls suggest that the constitution received the broad support of the people with more than 60 per cent of the votes. Now Bolivia begins a process of implementation of the new constitutional text that includes, amongst other things, proposals to end centuries of oppression and exclusion suffered by the indigenous majority. Indeed, today’s referendum can be seen as the end of a process of political mobilisation began by lowland indigenous Bolivians as far back as 1990 to demand their recognition and inclusion in a society traditionally led by urbanites of European extraction.
But the path to recognition of this forgotten majority has not been easy. Firstly, it required their political participation en mass, followed by their takeover of the institutions of government – MAS has a comfortable majority in congress – to deliver the 2005 presidential seat to one of their own. Secondly, it required a strong dose of patience and sang froid during the myriad violent attempts to destabilise the country led by a reactionary opposition and supported by the US embassy. Along the way lie scattered the obstacles placed in the path of this new constitution, including the ingenuity of those who three years ago thought this process would be easy, the lost support of key social groups, especially in the lowlands of Bolivia, and the bodies of dozens of dead supporters of Evo Morales.
A democratic process
If the new politics inaugurated in January 2006 with the swearing in of president Morales was the result of social movement demands mobilised to take control of state institutions that had repeatedly failed the country throughout its history, the biggest challenge that lay ahead at that point was to rewrite the basic societal rules for the re-foundation of a country with chronic problems: weak institutions mired in political corruption; the political and economic domination of a small oligarchic groups; and an excluded and poor indigenous majority.
The response from the new government was to deepen the process began to empower a traditionally disempowered majority and help it take ownership of the major national debates, building democracy through participation in order to deliver sorely needed structural changes rather than cosmetic ones.
Thus the process of writing this constitution has included far reaching participation levels and the provision of deliberative spaces for every section of society, making it a profoundly democratic exercise. It couldn’t be otherwise for, if the ultimate aim was to achieve a democratic society, the means to achieve this goal had to be as democratic as possible.
For this, members of every sector of society were elected through universal suffrage to represent their social movements, communities and parties. The result was that 255 elected members gathered in Sucre between August 2006 and December 2007 to put into practice the best example yet of deliberative democracy and to reach a consensus on the vision of society they dreamed of. This included men and women, city dwellers and peasants, poor and middle classes, professionals and workers, whites and representatives of the indigenous majority. The result of their discussions was, in spite of a small intransigent right’s every attempt to boycott and derail the process, a collective vision of the future Bolivia that includes everyone.
A revolutionary content?
It seems strange, after considering the new constitutional text, that the Morales administration is almost universally derided in the mass media as ‘revolutionary’ and ‘socialist’. The constitution certainly does not include the nationalisation of all private property or the authoritarian imposition of single party rule, as the recalcitrant right and sectors of the Catholic Church would make us believe. In many respects, the new text is rather moderate, nuanced, respectful of the country’s diversity, and based on the consensual discussion and deliberation described above. Three main features characterise the new Bolivian constitution.
The first is the recognition of the country’s diversity and its description as plurinational. What this means is that at last, the country’s indigenous majority is recognised in this constitution in its entire diversity. With this, the country sheds both the openly excluding nature of its foundation in 1825 and the closet racism that fed the 1952 revolution. According to the latter, all Bolivians were the same in theory, although the practice of this official view remained of course the exclusion, poverty and marginalisation of the indigenous peoples.
The new constitution enshrines at last the principle of equality in diversity. This means equality of rights and duties to the country but also the acknowledgement and acceptance that, within Bolivia, a diversity of languages, cultures, belief systems and customs coexist.
The second feature of the new constitution is the creation of new institutions, powers and form of the state. The three main powers that characterise the state now – the executive, legislative and judiciary – remain although the latter is expected to undergo serious reform. However, the new constitution declares the existence of a fourth power, constituted by ‘the people’, who are ultimately sovereign, and the creation of institutional mechanisms so that ‘the people’ can exercise control of the previous three powers.
In addition to this, the traditionally centralised nature of the Bolivian state will no longer be apparent. The new constitution provides for a profound decentralisation of the state into autonomous regions and municipalities. It also permits the autonomic government of indigenous communities with control of their territories and the possibility to practice their customs, laws and forms of justice.
The third main feature is the universalisation of basic rights for all. For the first time in the history of a country infamous for the brutality of the socioeconomic divisions that coexist within it, the state undertakes the responsibility to provide basic health care and education for all, a dignified retirement through the implementation of a universal pension, and guarantees the access of all Bolivians to safe water, described for the first time as a basic human right. The provision of basic health care to all might sound heretical to audiences in certain parts of the world but many of these achievements are the basis on which European countries were rebuilt after WWII and are basic to their welfare states.
The challenges ahead
Many are the challenges that lie ahead in order to bring to fruition the aspirations of social justice and wellbeing – literally translated as ‘living well’ in Bolivian political parlance – that underpin the new constitution.
For the last two years opposition sectors have tried everything possible to prevent the celebration of this referendum, boycotting the constitutional assembly, resorting to violence at various points, and claiming fraudulent practices on the part of the government.
This minority opposition in parliament, backed by important agro-industrial interests in the east and south of the country, will continue to place obstacles on the path of the post-referendum process that has to create the legislative framework that accompanies the new constitution. Their tactics in the short term might reflect whether the final results show a percentage of approval for the constitution that is above or below the president’s ratification figure of 67 % last August.
Final results showing landslide support for the new text might be very hard to argue against. However, any result below the 67 per cent figure might encourage the opposition to take a hard line against the legislative process forcing the celebration of earlier elections than those anticipated for December 2009. Worse still, a return to violence and greater national fragmentation can never be entirely dismissed as a real possibility in the weeks and months to come.
Preventing this is something that the international community can and must work hard to avoid – just like UNASUR did in September – supporting the democratic process that has brought the country to this point, a point of no return in the path of further equality and social justice for all Bolivians.
Wednesday, 21 January 2009
"No seas complice del pecado": La derecha y sus ataques a la nueva constitucion boliviana
La clara división que existe entre las dos posiciones en relación a la nueva constitución se puede observar en los anuncios de televisión y radio que nos están haciendo sufrir a diario.
Por una parte, tenemos anuncios ‘oficialistas’ que están dominados por intentos pedagógicos de explicar el contenido del nuevo texto constitucional. Podemos seguir mandando a nuestros hijos a la escuela privada? Si, por supuesto. Está garantizada la propiedad privada? Si, por su puesto. Está garantizada la libertad de culto? Si, por supuesto.
Escucha
http://www.box.net/shared/sqzemsgcev
Todas estas preguntas emergen por la oleada de rumores, mentiras y calumnias que la derecha dispersa diariamente y ha estado dispersando en las ultimas semanas sobre ministros del MAS en general (acusados de asesinato y contrabando casi a diario) y sobre el nuevo texto constitucional en particular.
Siempre es fácil sembrar la duda y crear una visión negativa del contrincante como vimos durante la campaña presidencial en Estados Unidos, donde se intentó acusar al actual presidente de ser terrorista (por alusión) porque el apellido Obama suena un poquito como Osama (Bin Laden).
Bueno, pues aquí en Bolivia las calumnias dicen que esta nueva constitución es:
Una constitución escrita por Hugo Chávez
Impuesta por un MAS autoritario
De ideología comunista (lo cual yo no consideraría calumnia pero lo cierto es que no es verdad)
Pero las calumnias más grandes han venido de aquella oleada de anuncios televisivos que acusan al nuevo texto de ser anti-Dios porque legaliza el aborto y el matrimonio entre homosexuales (no lo hace por cierto).
NO SEAS COMPLICE DEL PECADO...ELIGE A DIOS...VOTA NO, dicen los muy descarados.
Escucha
http://www.box.net/shared/8vsre69r2k
Suficiente como para votar si, verdad?
Friday, 31 October 2008
A fin de mes, una de resumen
En primer lugar, parecen ya distantes las noticias con las que empezábamos el mes de octubre, con esos aniversarios de muerte y masacres tanto en Pando, donde el cómputo actual es de 18 muertos, 24 desaparecidos y decenas de heridos, como en el Alto en el 2003. Si bien sólo hace unas semanas de su muerte, la televisión Boliviana parece estar más preocupada de montar una campaña para la liberación del principal imputado, el ex-prefecto de Pando Leopoldo Fernández, quien parece haberse portado más como un cacique y jefecillo paramilitar de película del oeste que como un político.
Los muertos de Octubre del 2003 fueron muchos más y no han sido olvidados pues ellos dieron el pistoletazo de salida a un proceso político de cambio que continua en el país. Esta misma semana, por fin un grupo de víctimas de aquella violencia de Estado pudo acudir a Miami y sentarse frente al ex-presidente de la república Goni y a su ministro de interior Carlos Berzaín, en un caso que determinará si procede su extradición a este país para ser juzgados por genocidio. No existen grandes esperanzas pero al menos es importante que los políticos tengan que confrontarse de vez en cuando con las consecuencias de las decisiones que toman.
En el plano político, dos hechos importantísimos han tenido lugar este mes. El primero es la aprobación por dos tercios de los votos en el congreso y el senado de la ley que lleva a referéndum la nueva Constitución Política del Estado, una Constitución que incluye todo tipo de propuestas herejes para las viejas democracias europeas como la de la participación y control social del gobierno (más allá de dejarnos votar cada pocos años), como la creación de autonomías indígenas, como la elección de un modelo de desarrollo que cuestiona el modelo capitalista neoliberal que tantos problemas ha creado en Bolivia y esta creando en el resto del mundo... El proceso de creación de la nueva Constitución ha sido denominado como de parto doloroso por Amalia Pando, el parto de un niño que recibirá su certificado de nacimiento el próximo 25 de enero.
El otro aspecto político importante es la reunión de Cochabamba que dio comienzo a la construcción de la sede de UNASUR. No es que la construcción de un gran parlamento sea tan importante como el significado simbólico de una unión latinoamericana de naciones que puede mirar al norte sin complejos. Ya demostró UNASUR tener utilidad cuando le quitó el oxígeno al golpe cívico-prefectural de septiembre que, apoyado por la embajada estadounidense, buscaba descarrilar el proyecto de cambio constitucional del país. Sin embargo, su misión más importante está por venir. En un futuro de declive imperial, América Latina se alista como otro gran bloque con poder económico, potencial humano incalculable y todas las riquezas naturales deseables.
Todo esto en un mes en el que el gran desplome del sistema financiero internacional apunta a una crisis económica mundial de la cual hasta el futuro del mismísimo capitalismo está en entredicho. Esta es la gran oportunidad de paises como Bolivia, críticos del sistema por haber sufrido sus consecuencias antes y más severamente que ningún otro, para deletrear claramente sus ideas sobre el desarrollo sostenible, el vivir bien, y la complementariedad entre los pueblos. Escucharán en el mundo?
Tuesday, 21 October 2008
El cambio avanza…..Change is in the air

20 October is a historic day for La Paz , not only because it is the 460 anniversary of the city but because this day will be remembered as the day when the biggest ever political march descended on the city from every corner of the country. The social movements mobilized hundreds of thousands who came from the Yungas, from the altiplano and from the farthest reaches of a vast country, to demand that Congress approves the law that will put to the national vote the new political constitution of the country.
This is a constitution that is being regarded as necessary to re-found the state because it guarantees the equality and inclusion of all Bolivians, including the historically marginalized majority that belongs to the indigenous community. The constitution also recognizes various types of economic activity (community-based, cooperative), various forms of autonomic government - including autonomies that will guarantee the cultural reproduction possibilities of indigenous groups - and a number of economic and social rights that protect vulnerable groups in society and upholds the state ownership of key natural resources.
After a march of more than a week, the president himself joined his supporters and led their entrance in La Paz to the seat of government in Plaza Murillo where they sang, cheered and stood in preparation for a long vigil until congressmen and women inside approved the required law. In the event, they had to stand there for more than 24 hours until 1pm today Tuesday 21 October when finally the two thirds support necessary was reached after last minute concessions. Of them, and one that demonstrates the political stature of the president, the biggest was the acceptance by the President to seek only one reelection in December 2009 instead of the two that affords him the new constitution.
It was a long and painful wait and one that tested the patience of miners who, armed with dynamite, threatened to enter Congress and take it by force. In the event, the President himself had to appeal to the civility of all those congregated who, as if choreographed, would break in spontaneous shouts of cambio, cambio, cambio…(change, change, change...).
In the end, by 1 pm local time, the vice president Alvaro Garcia Linera was able to emerge on the square holding in his hands the document that calls for a referendum on the new constitution. And as befits a government of social movements, the president signed the document in front of the thousands who at that time cheered in the plaza ushering a new political phase of peace and equality in spite of the last minute attempts to derail this process of democratic change by the last remaining oligarchs with political representation.
Change…(we can believe in). Now, where have I heard this political slogan before?